viernes, 16 de julio de 2021

Se han apagado las luces. Todo el mundo dice que se han apagado las luces: que hay que buscar callejuelas para encerrarse fuera. No queda una ciudadela interior en la faz de la Tierra porque ayer se apagaron, por fin, todas las luces, algunas chicas disfrutan de sus primeros sueños, pero mañana no sabrán dónde ir. Hay que dejar de buscar libertad en espacios íntimos —dice la prensa— porque se han repletado de una subjetividad extraña, cuando en realidad no somos nada sin nuestras farolas. Y de repente una luz artificial que tiznaba con ámbar los caminos y generada con el robo de no sé qué recursos había sido desde siempre nuestra condición de ser. Se han quedado adormilados, se defienden diciendo que ya no se ve nada malo, que hace tiempo que no han visto sus feos reflejos, que les habría gustado perder la energía antes. Hay algunas que caminamos con torpeza, no vemos más que los demás, pero hemos decidido que desde ahora el sentido primordial ha sido siempre el tacto.

Reseña de Ternura y derrota, de Luna Miguel

La ternura se presenta como una obligación para la mujer. Consiste en un deber que sin embargo permite dominar, como si de un juego de espej...